«Y hoy madre mía, quisiera rezarte como aquella niña de tres años que recibía tu medalla.
Quisiera madre mía, volver a guiar mis pasos a la capilla.
Quisiera madre mía, agarrarme a tu fe para seguir adelante. Quisiera madre mía, buscarte siempre como lo he hecho hasta ahora.
Quisiera madre mía, decir tu nombre con orgullo.
Quisiera madre mía, cantarte mientras te miro.
Quisiera madre mía, darte las gracias hoy y siempre.»
(Ángela)